literature

CUENTA ATRAS - Capitulo 03

Deviation Actions

Darth-Longinus's avatar
Published:
394 Views

Literature Text

Capítulo III: Sabueso

Mientras salía del cuartel no podía evitar levantar la vista y mirar a sus desconcertados compañeros. Alguien les había tendido una trampa y la mayoría ni lo sospechaba. Al pasar al lado de Naeros intentó captar algún atisbo de confirmación en sus ojos, pero en su lugar sólo recibió una sonrisa paternal. ¿Era cierto lo que decía Ailios? ¿Sabía el capitán Naeros lo que iba a pasar la pasada noche? No podía saberlo, quizá el capitán estuviera fingiendo no saber nada para así no ser descubierto su doble juego. Recordó las palabras de Ailios y miró a los shinigamis vestidos con sobrios trajes negros que vigilaban las filas de presos. “No sé si puedo confiar plenamente en la segunda división”, habían sido sus palabras exactas.
Al salir casi se dio de bruces con alguien, afortunadamente para Longinus, aquel inesperado individuo le llegaba solamente hasta la barbilla. Al mirar hacia abajo se dio cuenta que se trataba de uno de los shinigamis de las Operaciones Especiales. Concretamente de su amigo Azatodeth.
–Hombre, contigo quería yo hablar –le espetó Longinus.
–Sígueme –replicó escuetamente Azatodeth.
Azatodeth empezó a caminar hacia uno de los puestos de control apostados a la entrada del cuartel de la octava división. Allí donde debían haber estado dos guardias, ahora había un vacío absoluto.
–Pues vale...
Longinus siguió a su compañero hasta la caseta. Al entrar se dio cuenta de que no estaban solos. Azatodeth se dirigió a los shinigamis que permanecían dentro discutiendo y les indicó que salieran.
–¿Y bien? –dijo Azatodeth girándose hacia su amigo--. ¿Qué quieres saber?
–¿Quién ha hecho todo esto?
–Vaya, vas directo al grano...
–No tengo tiempo de juegos, Aza –le cortó Longinus–. Toda mi división está siendo arrestada por un crimen que no hemos cometido, y el único que puede hacer algo soy yo.
–Vale, vale, lo comprendo –le tranquilizó el shinigamis de la segunda división–. Si te refieres a quién ha descubierto que hay traidores en tu división...
–Presuntos traidores –replicó molesto Longinus.
–Lo que sea. No te me pongas quisquilla ahora –Azatodeth indicó con un gesto de nuevo que tratara de tranquilizarse–. El caso es que no sé quién ha estado investigando toda esa mierda de los Enmascarados. De hecho creía que era una de las investigaciones que le habían encomendado a la octava.
–Eso es cierto. Llevamos meses persiguiéndoles. Bueno, ya sabes lo que me ocurrió...
Ambos intercambiaron una mirada y el shinigami del grupo de Operaciones Especiales le dirigió un gesto de aquiescencia.
–Ese es el asunto. Durante esos tres meses de tu ausencia, los robos no cesaron y parece que a alguien le molestó que la octava división no diera ni con un solo sospechoso en todo ese tiempo. Sospecho que la Cámara mandó a alguien de confianza a investigarlo y parece que encontró algo.
–O alguien le dijo lo que debía decir.
–Oh, vamos, no empieces. Tío, la gente no es lo que parece ser. Esas cosas pasan. Deja de aferrarte a la teoría de que os han tendido una trampa...
–No pienso hacerlo –dijo determinante Longinus–. Mierda, si supiera quién es el desgraciado que hizo ese informe... Se iba a tragar las páginas una a una.
–Ese es el Longinus de siempre... Tan bruto como cabría esperar. Como todo lo que vayas a investigar sea a base de darte de leches... te deseo buena suerte.
Longinus no replicó nada. Se dio media vuelta y se dirigió a la puerta de la cantina de guardia. Cuando estaba a punto de alcanzar el umbral de la puerta la voz de su amigo le detuvo.
–Eh, espera –Azatodeth parecía dudar–. Está bien.
Longinus se giró con una ceja arqueada.
–¿”Está bien” el qué?
–Si descubro algo te lo diré, ¿vale? –convino Azatodeth mirando hacia otro lado.
La sonrisa de Longinus se hizo evidente.
–Sabía que acabarías cediendo...
–¡Serás hijo de...! –gritó el shinigami de la segunda división mientras cogía un taburete para lanzárselo a su amigo por la cabeza.
Pero para entonces él ya había salido de la pequeña sala. Siempre era así con él. Te echaba en cara algo, se hacía el ofendido, se daba media vuelta y... cedías. Algún día le daría una buena patada en su enorme trasero. Un día que Longinus estuviera durmiendo, claro. No había porqué jugársela con un tío tan grande y con tan mala leche.

El sabueso de la octava división ya había agotado todas las posibilidades que se le habían ocurrido: interrogar a gente de la segunda división, intentar concertar una cita para entrevistarse con algún miembro de la administración para que le dijeran quién había expedido el informe, etc. Todo sin resultado. Había sido una mañana bastante ajetreada y que no había reportado más que la sensación de que se encontraba delante de un muro justo al principio de la investigación. Ante este desalentador comienzo Longinus decidió que necesitaba un descanso. Se le ocurrió la idea de visitar a </i>Lerín-san</i>.
Lerín-san pertenecía a la nobleza. Era una chica educada y muy simpática que había conocido tiempo atrás. También era la chica de la que estaba completamente colado. La excusa de interrogarla para conseguir información para su investigación se le presentó como lo que era: una excusa muy buena para poder verla.
Encaminó sus pasos hacia el cuartel de la segunda división. Presentó a la entrada una especie de pase que le había dado el capitán Ailios para que tuviera acceso a cualquier cuartel de todo el Seireitei. Al preguntar por la dama le indicaron que debía encontrarse en una de las salas de diagnóstico del ala oeste del cuartel. Después de perderse un poco por los jardines de la división, y un pequeño altercado con una mujer que limpiaba el suelo entarimado, Longinus llegó a las salas de diagnóstico. De una de ellas provenía una alegre música cuyo volumen hacía vibrar ligeramente algunas de las plantas que había en el pasillo. Decididamente allí debía estar ella.
Cogió aire y se armó de valor para abrir la puerta. Al hacerlo pudo comprobar que la sala de diagnóstico era bastante grande y muy bien equipada. En el centro de la misma se encontraba una amplia mesa llena de todo tipo de objetos. Dados sus limitados conocimientos médicos supuso que eran instrumentos de tortura de los sanadores. La música que había llamado su atención era emitida por un pequeño transmisor de radio que permanecía cerca de un pequeño microscopio de color negro. Justo enfrente de dicho microscopio se encontraba una chica dando saltos y cantando al son de la música. La expresión risueña y alegre de la joven hizo que el corazón de Longinus le diera un vuelco. Durante un instante permaneció callado mirándola. No quería interrumpir la enérgica danza de la hermosa muchacha de pelos rojizos. Pero esto duró poco. La chica pareció notar la mirada penetrante del joven shinigami y alzó la cara. Inmediatamente la danza cesó justo en el momento álgido en que ella saltaba y sus piernas formaban un ángulo recto casi perfecto, lo cual ocasionó que la primorosa joven cayera estrepitosamente al suelo. Longinus se lanzó en auxilio de la danzarina shinigami.
–Lerín-chan, ¿te encuentras bien? –exclamó mientras le extendía una mano intentando aguantarse la risa.
La chica se tapó la cara y le increpó:
–¡No te rías! ¡Esto es culpa tuya!
Longinus no pudo aguantar más y comenzó a emitir unas sonoras carcajadas.
–¡Lo siento! ¡No puedo evitarlo! ¡Es que ha sido buenísimo!
Ayudó a que la joven se pusiera de nuevo de pie y apagó el transistor.
–Dios, qué vergüenza –comenzó a murmurar Lerín-san.
–¿Estás bien? ¿Te has hecho daño en algún sitio? –preguntó el chico con una cálida sonrisa en sus labios. En su expresión ya no había atisbo de ironía.
–No... no, estoy bien –consiguió articular ella–. Qué... ¿qué haces aquí, Longinus-san?
–Ah, deja ya las formalidades, Lerín-chan.
–Lo siento, Longinus-kun...
–Bueno... algo es algo –dijo él medio decepcionado–. Verás, necesito ayuda.
–¿Mía?
–Síp.
–¿Y qué puedo hacer por ti? –dijo ella atusándose el pelo con una mano libre. Con la otra se limpiaba invisibles motas de polvo de su hakama.
–Verás... puede que esto suene un poco extraño pero... –dudó el joven– han detenido a toda mi división.
Lerín-san abrió los ojos desmesuradamente y luego procedió a cerrar su boca, que había quedado descolgada instantáneamente.
–¿Cómo?
–Parece ser que nos han tendido una trampa. ¡Nos acusan de dirigir a los Enmascarados!
–¡Eso es ridículo!
–¡Lo sé! –confirmó él–. Por eso necesito tu ayuda. Eres noble, así que tal vez podrías conseguir información sobre quién nos ha acusado de eso. Tal vez así descubra quién nos tendió la trampa.
Ella le miró largamente con cara pensativa.
–Está bien –dijo finalmente–. Pero no sé si podré conseguir esa información. Tampoco soy tan influyente...
–Da igual, todo lo que puedas hacer será más que suficiente para mí –dijo él agarrándole las manos.
Entonces se dio cuenta de lo que acababa de hacer y las soltó de inmediato.
–Yo... esto... lo siento, ha sido un impulso –se excusó él mirando hacia otra parte.
–No... está bien... es solo un impulso... –dijo ella también mirando hacia otro lado. Notaba cómo el torrente sanguíneo fluía hasta sus mejillas.
Longinus recobró la compostura y le hizo una reverencia.
–Entonces... espero tener noticias tuyas pronto.
Cuando estaba a punto de irse la dulce voz de ella le frenó.
–Longinus-san.
–Dime.
–¿Dónde podré ir a buscarte para decirte lo que averigüe?
–Anda, pues es verdad –dijo él. Lo meditó un momento y al final dio con la solución–. No creo que pongan impedimentos a que continúe estando en el cuartel de mi división. Al fin y al cabo, alguien tiene que quedarse a cargo de los académicos que tenemos residentes.
–Vale –dijo ella sonriente.
Longinus salió calmadamente de la sala. Una vez fuera del campo visual de Lerín-san toda la tensión y rigidez acumuladas en su cuerpo pareció desaparecer. “Dioses, algún día me atreveré a decírselo”, pensó él.
Tercer capítulo del Fan-Fiction de Bleach que hago sobre la gente que conozco del foro BleachSP.
Y siguen apareciendo más personajes... ^^

::IMÁGENES::
· Azatodeth [link] · Lerín-san [link] ·

::SIGUIENTE CAPÍTULO::
· Capítulo IV: Happy People [link] ·


Salu2! :jedi:
Comments0
Join the community to add your comment. Already a deviant? Log In